jueves, 8 de diciembre de 2016












SECTOR AZUCARERO COLOMBIANO

El sector azucarero colombiano se encuentra ubicado en el valle geográfico del río Cauca, que abarca 47 municipios desde el norte del departamento del Cauca, la franja central del Valle del Cauca, hasta el sur del departamento de Risaralda. En esta región hay 225.560 hectáreas sembradas en caña para azúcar, de las cuales, el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios y el restante 75% a más de 2.750 cultivadores de caña. Dichos cultivadores abastecen a 13 ingenios de la región (Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia). Desde 2005, cinco de los trece ingenios tienen destilerías anexas para la producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez y Risaralda).
Gracias al clima privilegiado de la región, y al contrario de lo que sucede en el resto del mundo (con excepción de Hawaii y el norte de Perú), se puede sembrar y cosechar caña durante todos los meses del año. Esta condición agroclimática, sumada al avance tecnológico impulsado por el Centro de Investigación de la Caña (Cenicaña), que funciona con el aporte de todos los cultivadores e ingenios, ha llevado a que la región se especialice en el cultivo y ostente el liderazgo en productividad a nivel mundial: más de 14 toneladas de azúcar por hectárea al año. 

























ASPECTOS PRODUCTIVOS


En Colombia, en el año 2013 se produjeron 2,12 millones de toneladas de azúcar a partir de 21,56 millones de toneladas de caña. De alcohol carburante se produjeron 387 millones de litros, destinados a la mezcla con gasolina en una proporción E8 (8% etanol, 92% gasolina), de acuerdo con el mandato de oxigenación establecido por el gobierno desde noviembre de 2005. En la actualidad se da cubrimiento a todo el territorio nacional.

El consumo nacional de azúcar en Colombia fue de 1,69 millones de toneladas, destinado en un 52% al consumo directo en los hogares y un 48% a la fabricación de productos alimenticios, bebidas para consumo humano y otros productos industriales. En el año 2013 se exportaron 671 mil toneladas de azúcar, de las cuales el 66% se dirigió a Chile, Islas del Caribe, Perú, Estados Unidos, Haití, México y Bolivia. El resto del azúcar se exportó hacia múltiples destinos alrededor del mundo.







Impacto Socioeconómico

Fedesarrollo presentó los resultados del estudio que realizó sobre el Impacto socioeconómico del sector azucarero en su área de influencia y en la economía colombiana. Las principales conclusiones del estudio, señalan que por cada empleo generado por los ingenios azucareros en sus plantas de producción, se generan 28,4 empleos adicionales en otros sectores de la economía; gracias a la actividad manufacturera de los ingenios, se generan 265 mil empleos a través de toda la cadena de valor.

En los municipios cañicultores, frente al resto de municipios en Colombia donde se desarrollan otras actividades agrícolas o agroindustriales, la calidad de vida es mejor y las necesidades básicas insatisfechas de la población son menores, pese a que la inversión pública es baja. Una mejor calidad de vida se ve reflejada en una mayor tasa de escolaridad, una mayor tasa de alfabetismo y una menor tasa de mortalidad.

Así mismo, los municipios donde se cultiva caña, destinada a los ingenios azucareros, tienen menos pobreza que otros municipios con presencia de otros cultivos distintos. Las necesidades básicas insatisfechas de la población en los municipios cañicultores están por debajo de la media nacional.
Respecto al Producto Interno Bruto (PIB), por cada peso que los ingenios aportan, se genera en la economía un efecto 4 veces mayor, lo que significa que los ingenios son grandes dinamizadores de la economía colombiana.




Según el estudio, cada peso que pagan los ingenios de impuestos a la producción, se traduce en 10 veces más impuestos pagados por las actividades del resto de la cadena. De esta manera, los ingenios son grandes generadores de recursos destinados a financiar inversión pública, entre la que se encuentra la educación y la salud.

Finalmente, una de las conclusiones revela que, la presencia de los ingenios hace que los municipios del área de influencia tengan mejores ingresos, sean más prósperos y que haya mejor calidad de vida para sus habitantes.

El impacto positivo del sector en la economía de la región se acompaña de acciones en lo ambiental y social en concordancia de la visión de sostenibilidad y generación de bienestar. Tales acciones están dirigidas a fortalecer la gestión en el manejo del recurso hídrico, la calidad y pertinencia educativa y la convivencia armónica de la familia.

Para la gestión integral del recurso hídrico, asocaña ha liderado la creación del Fondo del Agua por la Vida y la Sostenibilidad, el cual desarrolla acciones desde el año 2009 en 17 cuencas hidrográficas que cubren 26 municipios de  los Departamentos del Valle del Cauca y Cauca. El objetivo del programa es restaurar las  cuencas hidrográficas con mayores problemas ambientales, considerando el fortalecimiento comunitario y la generación de proyectos productivos de las comunidades que habitan la parte alta de estas cuencas.

El desarrollo en campo se realiza con las asociaciones de usuarios de los ríos que fueron constituidas con el apoyo del sector azucarero a finales de los años 80´s. Estas organizaciones desarrollan proyectos en el territorio con comunidades locales y de base, esto es, con  familias campesinas, cabildos indígenas y juntas de acción comunal.

En el territorio se respeta la diversidad cultural, saberes ancestrales y aspectos organizativos. Esta base organizativa es la que ha permitido mantener un trabajo continuo con las familias en una zona muy golpeada por el conflicto armado de Colombia.




A la fecha, el Programa ha logrado restaurar un poco más de 7.500 has, ha desarrollado más de 120 proyectos productivos que benefician directamente a más de 2000 familias e indirectamente a más de 18.000.  Las inversiones ascienden a los 17 mil millones de pesos. Dichas inversiones se han logrado gracias a los aportes de los socios del programa:  ingenios azucareros, corporaciones autónomas regionales del Valle, Cauca y Risaralda, empresas como Bavaria, Pavco, Comité de Cafeteros de Risaralda y  Valle, Smurfit Cartón de Colombia, Ecopetrol, EPSA, Cooperación internacional: USAID, Unicef, GEF, Banco Alemán. Así mismo, se resaltan los aportes de socios tan importantes como son las comunidades, cabildos indígenas y las asociaciones de usuarios de los ríos. 

Los esfuerzos realizados por este grupo de instituciones le reconocieron, en el año 2012 al Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad, el premio BIBO otorgado por WWF y el diario el Espectador
En cuanto a la educación, el sector azucarero tiene una apuesta desde hace más de 50 años, con la creación de la primera institución educativa. Hoy se apoyan 20 instituciones educativas, 15 de las cuales son públicas. Más de 12591 niños, niñas y adolescente son atendidos anualmente, en la básica y media en la región. Complementariamente, se realiza articulación con los programas de formación técnica y tecnológica en alianza con el SENA y de la Universidad Autónoma, atendiendo un total acumulado en los últimos 4 años más de 10000 personas, con una inversión de 2971 millones de pesos.

Frente a las metas de disminución de la alfabetización en Colombia las instituciones educativas apoyadas por el sector, tienen programas especiales para la formación de adultos en competencias básicas de lectura, escritura y matemáticas. Los cuales se han sumado al programa Nacional de Alfabetización del Ministerio de Educación Nacional de Colombia, como parte de una alianza con la Organización de Estados Americanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura y la Gobernación del Valle del Cauca. En los últimos cuatro años, 6.000 personas adquirieron sus competencias básicas, proceso en el cual la alianza invirtió 1264 millones de pesos.

Uno para Cada Uno: Educando al Futuro es un programa sectorial desarrollado en alianza público privada en la que participan también el Ministerio de Educación, la Gobernación del Valle, las alcaldías de Pradera y Guacarí e  ingenios azucareros, tiene como objetivo generar un cambio significativo en los procesos de aprendizaje de la educación formal básica, de cero a quinto de primaria. Actualmente, este Programa atiende a 2.750 niñas y niños, con una inversión de 660 millones de pesos. Este programa es un ejemplo de inclusión tecnológica en la educación primaria, al entregar un equipo portátil a cada niño y niña, con software educativo especializado. Los cuales hacen parte de una estrategia didáctica que fortalecen aprendizajes en las áreas de matemáticas, lenguaje, ciencias sociales y naturales.



Para el fortalecimiento de la convivencia armónica de la familia se estableció desde el año 2009 una alianza con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF para llevar el Programa Familias con Bienestar a 22 municipios de la región vallecaucana. El principal objetivo del programa es  promover la convivencia en familia, la prevención de la violencia intrafamiliar, la prevención del embarazo adolescente. En este programa han participado 17000 familias de corteros de caña, trabajadores de campo de la agroindustria y comunidades vulnerables vecinas. Desde el año 2009, la alianza ICBF-asocaña invirtió 8043 millones de pesos.

Recientemente y en respuesta a la problemática de incendios en caña de azúcar se inició el plan socio-ambiental para la prevención de incendios en caña de azúcar, como un plan piloto en los municipios de Palmira y Jamundí. El pan tiene por objetivo realizar acciones de sensibilización, capacitación y prevención de conflictos socio-ambientales con los actores sociales de las zonas identificadas con mayores riesgos de ocurrencia de eventos de incendios. Las actividades del plan se realizaron de manera articulada con las administraciones municipales de ambos municipios. En el momento se revisan los resultados obtenidos con las 17 comunidades rurales, para plantear un segundo momento de implementación del plan.


Para más información acerca de Asocaña o del sector azucarero, consulte nuestros documentos publicados en la página web, dentro de los cuales se encuentran los informes anuales de Asocaña, información general sobre diversos aspectos y las estadísticas más importantes del sector.


























HISTORIA SECTOR AZUCARERO

La caña de azúcar llegó a Cali traída por Sebastián de Belalcázar, quien la cultivó en su estancia de Yumbo. De allí el cultivo se diseminó por la cuenca del río Cauca. Durante la Colonia, la producción de panela, azúcar y mieles fue una tarea artesanal y así permaneció hasta comienzos del Siglo XX, cuando se inauguró una moderna planta en el Ingenio Manuelita. Para 1930 sólo había tres ingenios en el Valle del Cauca: Manuelita, Providencia y Ríopaila; desde esos años la industria azucarera empezó a expandirse en la región hasta completar 22 ingenios.

Para 1957 la industria azucarera requería ya de una entidad gremial que actuara como interlocutora de todos los ingenios, ya que tenían intereses comunes y estaban ubicados en la misma zona geográfica. Esa inquietud sembró la semilla de Asocaña, que nació el 12 de febrero de 1959 con personería jurídica otorgada por el entonces llamado Ministerio de Justicia, mediante la Resolución 0845 del 14 de marzo de 1959.

De esta manera surgió de la comarca vallecaucana una asociación gremial, privada, sin ánimo de lucro, vocera de los empresarios azucareros y de los cultivadores de caña de azúcar, que representa sus propósitos ante el Gobierno, entidades privadas, gremios y aún organismos internacionales.
La asociación ha actuado como facilitadora para articular las políticas del sector adecuando la industria a las nuevas tendencias, a tal punto que hoy lidera los esfuerzos del sector en materia de tecnología informática. Igualmente, mediante la asociación se han realizado los estudios y se han concentrado los esfuerzos con el fin de consolidar la actividad con criterios de protección ambiental y desarrollo sostenible.

A lo largo de la historia de asocaña se han desempeñado como presidentes Jaime Lozano Henao (1954-1975), Rodrigo Escobar Navia (1975-1978), Hernán Borrero Urrutia (1979-1987), Ricardo Villaveces Pardo (1987-2006), y desde agosto de 2006, Luis Fernando Londoño Capurro.
Además de Asocaña, la estructura institucional del sector azucarero colombiano está conformada por las siguientes entidades: la Comercializadora Internacional de Azúcares y Mieles S.A. (CIAMSA), el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (CENICAÑA) y la Asociación Colombiana de Técnicos de la Caña de Azúcar (TECNICAÑA).

Historia de la caña de azúcar

La caña de azúcar es uno de los cultivos más antiguos en el mundo, no se tienen datos concretos de cuándo inician su siembra, se cree que ésta empezó 3.000 años A.C. como un tipo de césped en la isla de Nueva Guinea y de allí se extendió a Borneo, Sumatra e India.

La caña de azúcar pertenece a la familia de las gramíneas, tiene características como el tallo leñoso, lleno de un tejido esponjoso y dulce del que se extrae el azúcar. Su altura puede superar los dos metros de altura; tiene hojas largas, lampiñas y flores purpúreas en panoja piramidal. Todo en esta planta se puede utilizar.

La historia registra que el proceso del azúcar se escuchó primero en la India. Hay  varias leyendas que hacen referencia a la caña de azúcar, una  nace en las Islas de Salomón y  dice que los antepasados de la raza humana se generaron de un tallo de la caña. Otra  se encuentra escrita en el Átharva-veda, libro sagrado de los hindúes, donde hablan de la corona hecha de caña de azúcar.

También  está consignado que el general griego Nearchus, quien acompañó a Alejandro el Grande a la India en el IV siglo A.C. hablaba que de una caña que produjo 'miel' sin la ayuda de las abejas.
Dicen que fue Cristóbal Colón quien en 1943, en su segundo viaje,   introdujo la caña en América, a la Isla de La Española pero estas cañas  no prosperaron.

Se afirma que en 1501 fueron introducidas plantas que sí crecieron y llegó el éxito de las plantaciones de azúcar a Santo Domingo y que este se multiplicó a lo largo del Caribe y América del Sur.




COLOMBIA Y EL VALLE DEL CAUCA


Colombia no fue ajena a este movimiento, se plantó por primera vez en Santa María La Antigua del Darién en 1510.

Dice la historia que Pedro de Heredia, fundador de Cartagena, introdujo la caña en la Costa Atlántica alrededor de 1533 y posteriormente Sebastián de Belalcázar, fundador de Santiago de Cali, la plantó en el Valle del Cauca, en su estancia en Yumbo en 1541.
Hacia 1550 se fundaron tres ingenios a orillas del rio Amaime y desde esta región se envió azúcar y miel a Panamá en 1588.

Para 1721 había en el Valle del Cauca 33 trapiches en funcionamiento. La caña cultivada en ese entonces se denomina criolla, originada de las cañas introducidas por los españoles. Durante la visita de Alexander Humboldt, considerado el ‘padre de la geografía moderna’ y un especialista en temas como la botánica, el clima y la geología, llegó la recomendación a los hacendados vallecaucanos de cultivar la variedad Tahití u Otahiti la cual fue introducida al Valle del Cauca entre 1802 y 1808 y se esparció por el territorio colombiano.

Un paso importante en el desarrollo azucarero del Valle del Cauca fue el establecimiento de un molino de tres masas horizontales que era accionado por una rueda de hierro que giraba con el impulso de las aguas del río Nima, implemento que traería  en 1897 Santiago Eder.

Acción que inspiró el ejercicio de la modernización. Se afirma que fue  el 1 de enero de 1901 con la inauguración de  la fábrica de azúcar blanco granulado del actual Ingenio Manuelita, en Palmira, llegaron las centrífugas y equipos a vapor importados de Escocia, los cuales subieron la capacidad de molienda hasta 50 toneladas de caña cada doce horas.



En 1926 se fundó el Central Azucarero del Valle conocido desde entonces como Ingenio Providencia, con capacidad de molienda de 500 toneladas de caña en 24 horas, por gestión de Modesto Cabal Galindo.

En 1928 empezó producción el Ingenio Riopaila, por obra de Hernando Caicedo. En la década de 1930 a 1939 aparecieron en el Valle del Cauca los ingenios, Mayagüez por decisión de Nicanor Hurtado; Bengala de José Mejía; Perodías de los hermanos Restrepo Plata; la Industria de Francisco Caldas y María Luisa de Ignacio Posada. La comarca se convertía en la de mayor producción de azúcar centrifugado de Colombia.

El país era todavía importador de azúcar. El Valle  se había convertido en el mayor productor azúcar en el país. En la década de 1940 a 1949 nuevos empresarios montaron ingenios.

Hoy el sector agroindustrial de la caña de azúcar, genera más de  188 mil empleos en 47 municipios  correspondientes a cinco departamentos del valle geográfico del río Cauca. Además, 350 mil familias paneleras realizan su actividad productiva a lo largo y ancho del territorio nacional.


FECHAS HISTÓRICAS DE LA AGROINDUSTRIA DE LA CAÑA EN COLOMBIA

Valle del río Cauca

La caña en Colombia y en el valle del río Cauca

La caña de azúcar llegó a Cali traída por Sebastián de Belalcázar (1540), quien la plantó en su estancia de Yumbo; de allí el cultivo se diseminó por la cuenca del río Cauca. Previamente, en 1538, Pedro de Heredia introdujo la caña a Colombia a través de la ciudad de Cartagena.

Según Víctor Manuel Patiño en su libro Esbozo Histórico sobre la Caña de Azúcar: "La caña vino a Colombia en el año 1538 a través del puerto de Cartagena y dos años después en 1540 entró por Buenaventura al valle geográfico del río Cauca, plantándose inicialmente en la margen izquierda del río Cauca, en Arroyohondo y Cañas Gordas, lugares muy cercanos a Cali, donde operaron sendos trapiches paneleros". Según Patiño, la penetración en el resto del país se hizo a partir de María La baja en Bolívar; Valle de Apulo, Rionegro y Guaduas en Cundinamarca; Valle de Tensa en Boyacá y Vélez en Santander.



Los primeros grandes cultivadores

Para el mismo autor: "a mediados del siglo XVI se inicia el cultivo sistemático de la caña de azúcar. Pedro de Atienza, un español bragado, es su primer industrial. La milagrosa gramínea había sido transportada en viveros especiales, construidos en la sentina de las carabelas, desde la Gran Canaria hasta Santo Domingo. En la isla se dio con un furor genésico irresistible. De este modo esos cañadulzales vinieron a ser los abuelos de los que hoy presentan sus armas a los vientos de toda la zona tropical. Pedro de Atienza fue el primer testigo de un milagro agrícola, cuando comprobó que en el Valle la gramínea producía durante todo el año, sin que fuera necesario limitarse a las periódicas zafras. Con ese argumento parece que convenció a los estancieros que no querían salir del cultivo del maíz, el cacao, el plátano o de la ganadería."

Según Patiño, "el vasco Gregorio de Astigarreta tampoco se andaba por las ramas. A finales del siglo XVI compró fundas en el río Amaime, con impresionante intuición, y los sembró de caña de azúcar. Trajo de España a Juan Francisco, Pedro Miranda y Rafael Guerra, quienes parece que habían sido cultivadores de cañavelares en Granada y en las Islas Canarias, para que dirigiesen sus fundos. Poco a poco se fue extendiendo la mancha de los cañadulzales por toda la planicie".
Hacia 1560 se fundaron tres ingenios a orillas del río Amaime: el de San Jerónimo, perteneciente a Gregorio de Astigarreta, y los otros dos, uno a Andrés y otro a Lázaro Cobo. Hubo también un ingenio en Caloto, propiedad de Francisco de Belalcázar. Los hermanos Cobo exportaron azúcar y miel a Panamá en 1588. Más tarde, en 1593, Diego Ordóñez de Lara exportó 180 arrobas, por valor de dos pesos sencillos la arroba. En el año 1600 ya existían ingenios en Ocaña, Vélez, Mahates, Tocaima, Guaitara, La Palma, Ibagué, Buga, Cali y otras regiones del país.
En 1700 se incrementó el uso de derivados de la caña para la fabricación de aguardiente y desde 1772 se fundaron fábricas del licor (reales) en diversas ciudades del país.



Variedades importadas

La caña criolla que trajeron los españoles a fines del periodo colonial, llegó de las Guayanas; la caña Tahití u "Otahití" fue introducida al Valle entre 1802 y 1808. Cuando en 1801 pasó Alexander Von Humbolt por Cali, recomendó a hacendados sembrar la caña Otahití que poco después importaron Francisco José Arboleda a Japio, Manuel de Caicedo Tenorio a Cañasgordas y Miguel Cabal y José María Lozano Peralta a sus haciendas del Llano de Buga. La Otahití se esparció por praderas de una y otra banda del río Cauca. Sin embargo, don Manuel de Caicedo mantuvo la antigua o criolla, mientras comprobaba si la nueva era sólo furor y robustez.



De la molienda artesanal a las grandes máquinas

Durante la colonia, la producción de panela, azúcar y mieles fue una tarea artesanal y así permaneció hasta comienzos del Siglo XX, cuando se inauguró una moderna planta en el Ingenio Manuelita. Los primeros cañales no eran muy extensos, pues eran pocos los vecindarios. Tampoco se molía a diario por ser corta la demanda de azúcar y miel. Los trapiches eran rudimentarios con dos mazas de madera, algunos horizontales movidos manualmente por manubrio de aspas y otros verticales accionados por bestia. Sólo hasta 1867, al aumentar la demanda, el Ingenio Manuelita estableció un molino horizontal de tres mazas en hierro movido por agua, que trae alambique de bronce y equipo para rectificación de aguardiente. Años atrás, en 1855, en la azucarería de San Pedro Alejandrino y cerca de Ciénaga Grande se emplearon máquinas a vapor. Para la misma fecha (1855) se expandió en el Carare y en el Tequendama el uso de calderas y trapiches.

En 1883 empezó la fabricación de trapiches de hierro en la ferretería de Pacho y en 1892 se produjo azúcar centrifugado en el Ingenio Berasqui en Cienaga de Oro.



En el Ingenio Manuelita, en 1901, se inauguró maquinaria a vapor con transportadora de caña, torre de sulfitación, filtro-prensa, evaporadores, tacho al vacío y centrífuga.

Desde 1909, la nación colombiana había cedido el privilegio del monopolio del alcohol y licores a los departamentos. La Ley 4a. de 1913 sentó como atribución de las Asambleas monopolizar la producción, introducción y venta de licores destilados embriagantes. No se instaló de inmediato aguardientería oficial en el Valle del Cauca, sino que se siguió contratando con particulares la producción.

La llegada del ferrocarril al Valle del Cauca

El desenvolvimiento vial fue factor clave en el desarrollo agrario del Valle del Cauca. Por caminos de arrias y por comunicaciones fluviales había discurrido el comercio desde tiempos coloniales. En 1915, el ferrocarril había llegado a Cali desde Buenaventura, y en 1917 a Palmira y avanzó con celeridad hacia Cartago y Popayán. La Carretera Central también se extendió a lo largo de la pampa. Se dinamizaron el intercambio de mercancías, la movilización de gentes y la trasculturización de costumbres. Se articularon entre sí los distintos circuitos y se acentuó para la comarca una vocación exportadora a otros mercados que se había iniciado desde finales del siglo XIX con exportaciones internacionales de café e internas de tabaco a Antioquia.




Expansión de la industria en el Valle del Cauca

Para 1920 se produce azúcar de pan y panela con modernas maquinarias en Palmira, Hacienda San José y Hacienda Santa Gertrudis; en Pradera, El Arado y Corozal; en Florida, La Industria y Perodías; en Corinto, La Elvira, Mendiola y La Siberia; en Caloto, Japio; y en Guachinte, El Nilo.
Para 1930 sólo había tres ingenios en el Valle del Cauca: Manuelita, Providencia y Riopaila; desde esos años la industria azucarera empezó a expandirse en la región hasta completar 22 ingenios. Entre 1920 y 1930 se establecieron los ingenios Sautatá, Cachipay, San Antonio, Mave, Payande y Consacá, Bomboná, Chalguayaco, Ortega y Salinas.


Variedad POJ 28-78

Entre 1930 y 1933 llegó la variedad POJ 2878 que hoy persiste en gran proporción en todas las zonas cañicultoras de Colombia, por recomendación de la Misión Chardón procedente de Puerto Rico. Hacia 1935, El Mosaico se abatió sobre los cañales de Antioquia y descendió al Valle del Cauca. Por fortuna existía ya la POJ 2878. Esta crisis indicó que debía fortalecerse la investigación de la cañamiel, si se quería progresar con certidumbre y firmeza hacia una agroindustria. Se reemplaza la variedad Otahití por la POJ 2878 y la POJ 2714.
Entre 1930 y 1939 aparecieron los ingenios Bengala, Perodias, La Industria, María Luisa y Mayagüez. Entre 1940 y 1942 surgieron Sancarlos, Pichichí, Oriente, Papayal, La Esperanza, El Arado, Central Castilla, Carmelita, El Porvenir, Meléndez, San Fernando y Central del Tolima.
Después de 1940 empezaron a desaparecer los ingenios en las regiones del país distintas a las del Valle del Cauca y se consolidó la mecanización del agro vallecaucano. Poco a poco se reducen las importaciones de azúcar.

Asocaña, Cenicaña y otras nuevas entidades en el sector

Para 1957 la industria azucarera requería ya de una entidad gremial que actuara como interlocutora de todos los ingenios, ya que tenían los mismos intereses, comerciaban los mismos productos y estaban ubicados en la misma zona geográfica. Esa inquietud sembró la semilla de asocaña, que nació un año y medio después, el 12 de febrero de 1959 con Personería Jurídica otorgada por el Ministerio de Justicia mediante la Resolución 0845 del 14 de marzo de 1959.

Entre 1950 y 1959 aparecieron los ingenios Sicarare, El Naranjo, Santa Cruz, Cauca, Central Tumaco, Balsilla, La Cabaña, La Quinta, Buchiloto y se introduce el control biológico de plagas de la caña.

Entre 1960 y 1969 hubo una gran expansión azucarera. Inició actividades COLMIELES como exportadora de azúcares y mieles; su nombre cambia después por CIAMSA.

En 1961 Colombia ingresó a la Organización Mundial del Azúcar. Inició Labores Pagraco conocida hoy como Propal.

El Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia, Cenicaña, fue constituido en 1977 como una corporación privada de carácter científico y tecnológico sin ánimo de lucro, de duración indefinida, con sede en Palmira. En el mismo año se fundó la Asociación Colombiana de Técnicos de la Caña de Azúcar, Tecnicaña. En 1978 el Ingenio Risaralda estableció molienda.

Eventos, logros e inversión

Entre 1980 y 1993 se extendió la variedad Mayagüez 74-275. Se inició la evaluación comercial de variedades promisorias de Cenicaña. Se desplegó una acción social en la región en recreación, salud, educación, cultura y se intensifican programas ambientales.
Se reunió en Colombia el XXII Congreso Mundial de la ISSCT (Sociedad Internacional de Técnicos Azucareros) en 1995. En 1996 se suscribió el convenio para la producción limpia con el Ministerio del Medio Ambiente.

A partir de 1999 la variedad Cenicaña Colombia (CC) 85-92 pasó a ser la primera variedad comercial en área sembrada por la industria azucarera colombiana en el valle del río Cauca. En el año 2000 se creó el fondo de estabilización de precios del azúcar y en el 2002 se consolidó la Red Meteorológica Automatizada a lo largo del Valle del Cauca.

La agroindustria azucarera, entre 1995 y 2005, invirtió más de 120 millones de dólares en el área ambiental lo que se reflejó en menores niveles de contaminación por unidad de producción al año. La gestión ambiental del sector fue reconocida a nivel nacional con el primer puesto entregado a los ingenios azucareros a través de asocaña, en el “Premio Nacional de Ecología Planeta Azul 2002 - 2003: Categoría Empresarial” otorgado por el Banco de Occidente. Este es el premio se otorgó por el manejo y la conservación del agua en el sector azucarero, un recurso vital para su propia actividad y la región en general.

En 2006 y 2007 se entregó a los cultivadores de caña del valle geográfico del río Cauca el estudio detallado de suelos que realizó Cenicaña con la cooperación Ingenios y del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac).

En el primer trimestre de 2007 la agroindustria azucarera colombiana puso en marcha la Red de Monitoreo de Material Particulado PM10, compuesta por cinco estaciones automáticas distribuidas en el área de influencia del cultivo en el valle del río Cauca.

Destilería de alcohol del Ingenio Providencia

El alcohol carburante

Los ingenios Mayagüez, Providencia, Incauca, Risaralda y Manuelita establecieron destilerías para producir etanol desde finales del año 2005, como respuesta a la ley 693 de 2001 que obliga oxigenar la gasolina vehicular con 10% en volumen de alcohol carburante producido a partir de biomasa.
En agosto de 2015, Riopaila Castilla inauguró la destilería de alcohol carburante más grande del país. La destilería cuenta con una capacidad de producción diaria de 400.000 litros y de 110 millones de litros por año. En el mismo año, el Riopaila Castilla inauguró la planta de cogeneración de energía, principal fuente de energía propia de la empresa. Esta planta de cogeneración cuenta con una capacidad de generar anualmente 235 gigavatios de energía.


EL SECTOR AZUCARERO COLOMBIANO


El sector azucarero colombiano se encuentra ubicado en el valle geográfico del río Cauca, que abarca 33 municipios desde el norte del departamento del Cauca, la franja central del Valle del Cauca, hasta el sur del departamento de Risaralda. Históricamente el azúcar en Colombia ha sido considerado un bien estratégico para la economía nacional, esto ha conllevado a que el gobierno haya establecido políticas de protección al sector azucarero, con el fin de asegurar un mercado abastecido domésticamente a un precio razonable que beneficie a los productores de azúcar.

 En esta región hay 200.000 hectáreas sembradas en caña para azúcar, de las cuales, de acuerdo con información de Cenicaña, el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios y el restante 75% a más de 1,600 cultivadores de caña. Dichos cultivadores abastecen a los 13 ingenios de la región (Cabaña, Carmelita, Castilla, Incauca, Manuelita, Pichichí, Providencia, Ríopaila, Tumaco, María Luisa, Mayagüez, Risaralda y Sancarlos). Desde 2005, cinco de los trece ingenios tienen destilerías anexas para la producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez y Risaralda).




En Colombia, en el año 2008 se produjeron 2 millones de toneladas de azúcar a partir de 19 millones de toneladas de caña. De alcohol carburante se produjeron 260 millones de litros, destinados a la mezcla con gasolina en una proporción E10 (10% etanol, 90% gasolina), de acuerdo con el mandato de oxigenación establecido por el gobierno desde noviembre de 2005. En la actualidad el programa cubre el 75% del territorio nacional; en la medida en que se aumente la producción nacional de alcohol carburante (entre 2009 y 2010) se llegará al resto del país.

El valor de la producción de azúcar y alcohol en 2008 fue de 1.100 millones de dólares (calculado con el promedio del dólar de ese año), de los cuales cerca de 200 millones de dólares provienen de las exportaciones de azúcar. El consumo nacional de azúcar en Colombia es de 1.5 millones de toneladas, destinado en un 65% al consumo directo en los hogares y un 35% a la fabricación de productos alimenticios y bebidas para consumo humano. En el año 2008 se exportaron 480 mil toneladas de azúcar, de las cuales el 75% se dirigió a Chile, Perú, Haití y Estados Unidos. El resto del azúcar se exportó hacia múltiples destinos alrededor del mundo. Dentro de la economía nacional, el sector aporta el 1% del PIB total, el 3% del PIB Industrial y el 4% del PIB Agrícola, mientras que para la región, estas cifras corresponden a 6%, 12% y 47%, respectivamente.

El sector genera cerca de 36.000   empleos directos y 216.000 indirectos. Si se tiene en cuenta la composición demog ráfica de las familias de la región (4 personas por núcleo familiar), se deduce que más de 1 millón de personas dependen de la actividad azucarera, algo así como  el 30% de la población del departamento del Valle del Cauca y el 2.4% de la colombiana.

La agroindustria azucarera, entre 1995 y 2008, ha invertido más de 130 millones de dólares en el área ambiental lo cual se refleja en menores niveles de contaminación por unidad de producción al año.